Rommer Montezuma:
“Wilson Gallardo traerá el progreso que Apure necesita”
Prensa Notisur
Rommel Montezuma, miembro del directorio regional del Partido Primero Justicia en el estado Apure, dió declaraciones a Notisur sobre el apoyo rotundo al candidato a la gobernación Dr. Wilson Gallardo.
Al respecto señaló que “Estamos respaldando la propuesta de gobierno de Wilson Gallardo, porque creemos que es un hombre honesto, humilde, cristiano y preparado para asumir el reto de dirigir los destinos de los apureños, además tiene las credenciales profesionales para traer el desarrollo que tanto anhela y necesita Apure”.
Manifestó, “Vamos a un proceso eleccionario interno que va a permitir a toda la base de Primero Justicia y a todos los apureños demostrar que queremos un cambio para salir de este mal gobierno que tiene sufriendo a todos los apureños y tratándolos como mendigos. Aguilarte y Carrizalez se han encargado de llevar a Apure a la pobreza más extrema en la historia de Venezuela”.
También afirmó, “Los apureños van a votar por Wilson Gallardo porque es un hombre que tiene sensibilidad humana, además una formación académica y moral para enrumbar y sacar del foso donde los mandatarios foráneos nos han metido. Apure se merece un desarrollo y la mejor opción definitivamente es Wilson Gallardo”.
Para finalizar destacó, “Hemos tenido la oportunidad de visitar todos los municipios y parroquias del estado Apure, hemos hecho casa por casa y el clamor de la gente es que quieren un cambio, quieren salir de la miseria, quieren un progreso y nos han manifestado que ven con buenos ojos la candidatura de Wilson Gallardo por ser rostro nuevo, sin vicios del pasado y con un futuro prometedor”.

Zona Roja
Davinci
Mano pluma
Como de costumbre estaba en la estación de Capuchinos: iba con mi hermana y me dirigía hacia la universidad. Generalmente llego un poco tarde y ese día no era la excepción. El calor que hacía era fastidioso y la ropa que llevaba puesta no ayudaba mucho a solventar esta incomodidad.
El metro de Caracas, desde que tengo memoria, siempre ha sido un caos. En general, la gente es agresiva, los vagones están en mal estado, hay retraso. Ese es mi día a día.
Al bajar las escaleras, para colocarme en el andén, me fijé que debía existir algún tipo de retraso, porque el lote de gente era bastante grande. Pudimos haber esperado el próximo tren que pasara, pero, cuando vas tarde, ir apretado con un bulto de gente no importa tanto. Gente de todo tipo: señoras mayores, personas bien vestidas, niños, liceístas…Una variedad de personas se encontraban esperando el tren.
Estábamos rodeados de mucha gente. Recuerdo que mi hermana llevaba dos bolsos: uno para sus cosas de la universidad y el otro para el gimnasio. Ambos los cargaba adelante. Uno de ellos parecía un canguro para bebés.
Mi hermano y yo vemos que las luces se acercan por el túnel. No, no es la muerte, es el tren que se venía acercando. Algunos pasan la línea amarilla. Esa línea siempre ha representado “el límite de su seguridad”, según palabras de la publicidad del metro. Sin embargo, siempre hay uno que se lanza. Cada cierto tiempo anuncian un arrollamiento. “Seguridad”. Ojalá fuera así. Ojalá uno se pudiera sentir seguro en Caracas. Si no, pregúntenmelo a mí y a mis dos bolsos.
Todavía no se ha detenido el tren y la gente se acerca más al túnel. Es como una carrera. Apenas las puertas abren todos quieren pasar. La gran cantidad de gente hacía difícil la tarea. Mi hermana y yo nos unimos al lote, ya éramos parte de esa bola gigante que entraba en el vagón. La misma gente nos empujaba, los cuerpos estaban muy pegados entre sí. Te aplastan, te pisan, te insultan para que pases rápido.
Antes de quedar afuera o ser aplastados por la puerta, logramos entrar. Al menos tenía aire. Mi hermana se acomodó con los bolsos que cargaba encima y las puertas se cerraron. “Pasó algo raro allá afuera. Seguro le robaron el celular a alguien y no se ha dado cuenta”, dice un señor. Mientras escuchábamos eso me reviso los bolsillos. Miro a mi hermana. Fui yo.
Mi hermano estaba pálido.
- ¿Qué pasó?
-Me robaron. Fue a mí, me sacaron el celular.
Primero caímos en la negación. Le preguntaba a él si estaba seguro. Luego vino una enorme ira que al estar dentro del tren no se exteriorizó. Yo no era así, mi hermano tampoco. Le propuse que al llegar a la universidad llamáramos a mi papá, era más razonable que hablar con mi mamá, por lo menos en ese momento.
Mi celular todavía estaba allí. Así que podíamos comunicarnos por ese. Todavía no podía creer que robaron a mi hermano y no había sentido nada. Además, yo no vi nada.
Los pantalones que tenía eran ajustados. Sorpresivamente no sentí cuando sacaron el celular. Ya veía venir un regaño en donde la víctima es la culpable de todo lo que le pasa. Así funciona: Si te roban el culpable eres tú, quitándole la responsabilidad al gobierno. Ya veo por qué hay gente que se lanza al metro.
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