jueves, 21 de mayo de 2020

Remembranzas y Reflexiones de un Llanero en busca de la Libertad.

Remembranza y reflexiones de un llanero en busca de la Libertad.
Por Ysaías Fernández
Lima, Perú, 17/06/2020.

Con el despuntar del día, un llanero en su caballo le puso la vista al llano, divisando en la distancia el horizonte lejano y viniéndole a la mente con nostalgia el recuerdo de muchos tiempos pasaos.

En los brazos de su madre se sintió cuando en sus pechos era alimentao y recibiendo el calor del amor más grande que en este mundo se ha dao.

El olor a tierra mojada, a mastranto sabanero, a bosta de corral de ordeño fue la fragancia natural que de niño recibió como su primer regalo; y el canto del alcaraván, la chicharra que atolondra desde algún lugar cercano, el trinar de la pajarera en los árboles de mango, el cacareo de las gallinas y el canto de los gallos en el patio alborotaos, son los sonidos que le llegan clarito como el medio día del ardiente sol de Marzo.

Juan Mejías fue el nombre que sus padres le habían acordao; en la postura de agua y luego en el bautismo en las ferias del Nazareno de Achaguas, así quedó confirmao, en honor a su abuelo paterno que asimismo se había llamao, hombre en la extensa llanura muy conocido, buen jinete, buena soga, buen amigo, parrandero, pendenciero, enamorao.

Seguía el llanero en su rumbo tendío que temprano había comenzao, mientras una bandada de patos se posaban bulliciosos en la orilla del estero, por donde cruzaban en ese momento sin prisa los cascos de su fiel caballo ruano.

El viajero en sus adentros retoma su pensamiento vaquiano; y tiene una nítida imagen cuando tenía los ocho años, estando en la puerta del coso de los becerros, a las cuatro de la mañana, en pleno ajetreo fajao, abriéndole la puerta e' tranca al hijo de "Turupial", que el ordeñador esperaba preparao, cantándole a la mama una bonita tonada, teniendo el rejo en la mano.

En el interín de esa faena, el pequeño ayudante se tomaba contento en la camasa la sabrosa leche con espuma y el guarapo recién colao, cuando un relámpago apuraito trajo un trueno alebrestao, y detrás venía corriendo un brisote con un chubasco arrebiatao, que dejaba al carajito de los pies a la cabeza completamente enchumbao y temblando como un pollo con moquillo por el frío que lo tenía chaparriao.

En esta travesía donde el caminante iba ensimismao, distrajeron su atención los latidos de su fiel perro "Tigre" corriendo esmachetao detrás de un cachicamo avispao que tenía la cueva cerca, y al canino cazador se le fue la presa por dárselas de confiao; mas allá se escuchaba del alcaravan sabanero un canto bien lamentao, como presintiendo la nostalgia que llevaba profunda en su alma el viajero que paso a paso en su caballo cruzaba por la sabana, estando como hipnotizao.

El caminante en otro tiempo atrás se encontró de nuevo transportao a cuando tenía los 12 años y al momento preciso en que su papa le tenía un potranco cerrero ensillao, pa' que a esa edad se iniciara en la dura faena que forma el cáracter del recio hombre bragao; a penas estuvo en la silla, la bestia se barajustó corcoveando atravesao, y el aprendiz de jinete mordió el suelo embarrialao, como a muchos principiantes de su edad lo mismo les ha pasao.

Habiendo llegao a los 15, cupido sin avisar le pegó certero en el centro del corazón un arponazo tramoliao; se trataba de María Eulogia, la tierna flor que había en el vecindario, hija de Reimunda Rattia, la comadrona, y de Pedro Bolívar, el comisario, que tenía fama de hombre vainero y malcriado. De color trigueño, piel canela, pelo negro como el azabache; labios de clavel, mejillas de rosa, eran los bellos encantos de esta moza, que a Juan Mejías lo cargaba trastornao. Cuando la veía venir con su dulce sonrisa y caminando tongoniao, el corazón en el pecho le latía saltando como un venao asustao; sentía un escalofrío en todo el cuerpo, se le aflojaban las piernas como teniendo un desmayo esgonzao, y cuando la tenía en frente le hablaba tartamudeao, y rápido se le alejaba huyéndole intimidao.

El viajero vuelve en sí de este trance tan especial y sintió que el hambre lo llevaba atropellao; era como la una de la tarde y le puso un alto al camino en la costa de una mata, debajo de un árbol sombriao, donde amarró su caballo, y en el suelo, sentao, empezó a comerse un piazo de queso con dulce que de bastimento en el pollero como siempre lo llevaba preparao.

Repentinamente, como el brillo de una linterna en una noche sin luna, en su interior se sintió nuevamente iluminao; iba como a los 18 de culatero en un arreo de ganao que llevaban pa' la venta a Guachara, estando todavía a cuatro días de jornada, de donde queda ese poblao. De repente, un toro de 40 arrobas de la manada salió arisco y barajustao, precisamente por el lugar del culatero que iba alerta y de esta mala intención de cuenta ya se había dao; le echo un lazo reláncino media cabeza, y en seco el animal quedó frenao, y fue rápidamente devuelto al rebaño que seguía el rumbo trazao.

Le llegó también en ese momento al alma el reflejo estando en la majada o el corral, donde en tiempos de vaquería se trabajan los ganaos; en la ocasión cuando "señalaba" y le ponía el caliente hierro de cría a los becerros resabiaos; cuando los ganaos flacos apartaba, y capaba a los novillos para el engorde esperao; cuando en la manga vacunaba los ganaos, y cuando con el sombrero toreaba la embestida de un toro grande encerao.

De allí lo llevó sin pausa el rememorar a un baile muy nombrao que había en la Finca "Las Campanas", propiedad del "Catire" Mejías, que era su hermano adorao, donde como a las 6 de la tarde llegó cargao de entusiasmo y de una vez se arrimó a la pata e' larpa restiao; se echó un trago largo de aguardiente, gargareao, y se metió en la porfía con dos copleros que verso a verso estaban duro fajaos.

Cuando le llegó el turno, estando eufórico y animao, le echó un verso a María Eulogia, declarándole el amor que en su pecho había anidao, aprovechando que la rima asonante estaba por ese lao: "si María Eulogía supiera lo que yo llevo guardao, ansiando este momento pa' declararte mis bonitos sentimientos, que desde hace tiempo los tengo vivos y en mí los llevo impregnaos; contigo estoy dispuesto a casarme como lo manda la ley y mi Dios bendito que siempre me ha acompañao, al cual yo le había pedio bastante en el suelo arrodillao que de arriba me mandara el gran amor de mi vida con la que siempre he soñao". En el transcurso de la fiesta le dieron el sí anhelao, y brincaba en una pata como un muchacho comiendo dulce, alegre y emocionado; y pa' celebrá el compromiso pasó cuatro días rascao.

Al caminante le seguía brincando el pensamiento como un conejo carreriao; se veía esmatonando pa' limpiá el monte del pasto y echando líneas pa' hacé otros potreros que estaban necesitaos; remendando los portillos, curándole la gusanera al rebaño infectao, y muchos oficios más que en el llano son realizaos.

El viajero en su caballo remontao volvió al presente y le dio media vuelta al ruano pa' emprendé el regreso de este viaje improvisao. Llegó a un estero grande que por el invierno se encontraba rebosao. Muy cerca de sus orillas se detuvo a contemplá un colorido espectáculo natural de aves silvestre que en este oasis se encontraba alborotao, y de otros animales que allí se veían felices y amontonaos. Paseó la vista por el aguasal, y pausadamente la fue fijando en los gabanes, garzas, corocoras, que alegres comían pescao; en los patos güires, carreteros, que de un baño fresco disfrutaban con un aleteo apurao; sobre una bandada de chigüires que en la otra orilla descansaban, estando despreocupaos; unos babos que más allá aprovechaban una resolana que de pronto había pelao; unos galápagos que en una pollata se encontraban encaramaos, y en la linda flor de bora que adornaba ese hermoso lugar que a sus ojos gratamente los habían maravillao.

Prosigue su viaje de regreso, viendo en el cielo el arcoíris y las nubes preñás de agua que anunciaban un aguacero ventiao. Apuró el paso del ruano pa' llegá al Fundo "La Trinidad", de sus querencias añorao, donde María Eulogia como siempre muy pendiente esperaba a su marío con los brazos desplegaos, en compañía de sus hijos que de esa unión habían retoñao, cinco hembras y cuatro machos, que los habían tenido con mucho amor y de un modo muy apasionao.

De pronto, al pensador lo embarga una gran tristeza que lo puso acongojao, y se dijo hablándose en alta voz lo que cargaba en la garganta como un tarugo atravesao:"! El llano ya no es el mismo, que buena vaina cuñao!; sus costumbres y tradiciones son mucho lo que han cambiao, la esencia de la llanura y la del auténtico llanero se encuentran en decadencia, perdiéndose acelerao. Ya no se respira la libertad como la brisa que antes recorría sin cadenas los llanos por los cuatro costaos, sino que ahora se los ve sometidos y enyugaos; no se puede producir porque de los instrumentos, la maquinaria y los insumos los precios son desorbitaos; y para esto ya no existen las condiciones privadas ni tampoco del Estao".

Sin pausa en su reflexión sigue en el mismo orden agilao: "la gran inseguridad que hay en las ciudades al campo se ha trasladao. Los hatos y la fincas por el robo son acosaos, llevándoles los delincuentes los instrumentos de trabajo y acabándoles sus rebaños de ganao; y no conforme con eso, ya son varios los dueños de fincas y de sus trabajadores que cruelmente han sido asesinaos, como ocurrió recientemente con un joven ganadero que sin compasión de sus victimarios mataron descuartizao, y las partes de su cuerpo el viejo Capanaparo triste en sus aguas se las tragó de impotencia resignao. De Claudio Ramón Calzadilla Malera, de La Finca La Fortaleza, se trata la persona de este caso en Apure muy lamentao, del que su familia exige a las autoridades competentes que no sigan perdiendo el tiempo y le den pronto resualtao, que se haga Justicia, y que de una forma contundente se castigue a los asesinos de este lamentable caso que al llano entero lo tiene conmocionao”.

Con el Sol de los venaos, el ruano ya viene cerca, llegando al patio de "La Trinidad" , que era el lugar destinao. Juan Mejías paró la montura en seco, extendió los brazos abiertos, y dirigiéndose a la madre llanura que siempre lo había acompañao, le dijo en un tono rebelao: "El llano se encuentra solo y por el gobierno totalmente descuidao, son muchos los dueños de hatos y fincas que pa' no perdé sus vidas ya los han abandonao, sacando todas las bestias y el rebaño comentao, llevándoselos donde pueden, pa' conservá lo poco que les han dejao; pero tengo absolutamente fe en mi Dios Omnipotente y la esperanza sobrao de que más pronto que tarde vendrá un nuevo amanecer de Libertad, de Justicia y de Progreso, que es por todos urgentemente esperao, pa' recuperá el llano y también la Patria toda, de la cual su independencia los valientes Libertadores nos dejaron como el más glorioso legao".

Después de pronunciar estas reflexivas palabras y de haber sus remembranzas en su alma vivenciao, el viajero sintió profundamente en su ser el renacer de la fe y la esperanza y tener un gran entusiasmo renovao. Finalmente, completó el retornó del viaje que muy tempranito ese día había principiao; se apió de su fiel montura, lo dejó desencillao, lo hecho pa'l potrero de la casa adonde su ruano salió contento corriendo y brincando retozao; luego, Juan Mejías a María Eulogía le dio un beso y un abrazo bien apechugao, y con toda la familia se sentó a comer la cena que el gran amor de su vida muy feliz y contenta les había preparao.

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